Hablamos tanto de digitalización y de transformación digital
que parece que la tecnología ha estado siempre ahí, acompañando el paso de las
organizaciones e impulsando a la sociedad, en general, a modificar sus hábitos,
sus conductas, sus relaciones, etc. Pero, lo cierto es que, lo digital es más una
consecuencia de otras revoluciones pasadas que una revolución en sí misma.
Desde luego, no cabe duda de que estamos en la era digital y
que tecnologías como Blockchain, Inteligencia Artificial, Internet of Thinks o
Business Intelligent son ya determinantes para evolucionar, no solo en el
ámbito de los negocios, sino, también, en un entorno social y personal que,
poco a poco, va dejando atrás lo analógico, con todas las consecuencias que
ello implica.
Pero, hasta llegar a este punto, y a todos los que vendrán
después, ya sabes, -hasta la fecha hablamos de data lake, de customer
experience, de employee centricity, y de otra serie de aspectos que van más
allá de lo meramente tecnológico- hemos navegado en un montón de cambios que
han originado el momento actual en el que nos encontramos y han definido las
líneas evolutivas de las tendencias más cercanas.
O sea que, además de la penetración de nuevas tecnologías,
hemos asistido al nacimiento de nuevos modelos de gestión, una reestructuración
de los procesos más orientados esta vez a la eficiencia y a la transparencia y
a la colaboración y, a nuevas metodologías de trabajo que buscan el contacto
casi permanente con el cliente y la escucha y participación activa de los
empleados.
Como decía antes, la sociedad, el entorno, también ha
cambiado. Ahora, hablamos del cambio como una condición habitual y un carácter
permanente, lo que hace que las organizaciones -también las pymes- busquen el
modo de lidiar con esos cambios y, más aún, despuntar con sus propuestas en un
entorno de cambio continuo.
Con Internet, todo cambió
El cambio que han experimentado las pymes desde los últimos
30 años hasta ahora es brutal. No solo las pymes, el entorno, el mercado, la
sociedad, en general, el contexto es totalmente distinto. Por entonces apenas
unos pocos visionarios, lo que hoy llamamos Early Adopters, apostaban por el
desarrollo de soluciones informáticas -más aún para pymes- cuando la tecnología
era una disciplina emergente.
Cómo han evolucionado tecnología y pymes al compás de un cambio social y empresarial que hoy es permanente CLIC PARA
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Al poco llegó Internet. Bueno, al poco, por decir algo
porque en realidad, pasaron más de 10 años hasta que la Red se instaló en los
ordenadores de todos los trabajadores y empezó a utilizarse como una
herramienta más en el entorno profesional. No nos damos cuenta porque parece
que hemos utilizado Internet desde siempre. Especialmente para los famosos
millenials y las generaciones posteriores resulta poco menos que ciencia
ficción la operativa laboral de entonces. Pero, los que pasan de los
40´recordarán a la perfección el uso del teléfono y del fax y cómo la llegada
de Internet revolucionó -para bien- todo su espectro laboral. Más tarde también
salpicaría al entorno privado, como hemos visto.
Sin duda, Internet fue la primera de las grandes
revoluciones tecnológicas que yo destacaría. Y, quizá, diría también, la más importante de todas porque creo que,
en el fondo, es el origen de todo lo que vino después. La Red permitió
implementar soluciones en la Nube y hacer que las aplicaciones dejaran de estar
en los equipos de cada empleado para alojarse -si se prefería- en un único
servidor -propio o de terceros- y proporcionar el servicio, incluso en remoto.
Con ello, se consiguió reducir significativamente el coste de la tecnología y
minimizar el impacto de la brecha tecnológica que separaba a las grandes
corporaciones de las pequeñas y medianas empresas. O sea que, por primera vez en la historia,
las pymes, las microempresas y, hasta los autónomos y todo tipo de
emprendedores tenían la puerta abierta al uso y disfrute de soluciones
tecnológicas innovadoras, potentes y que podían utilizar solo cuando y desde
donde quisieran.
Tras la tecnología, el verdadero cambio
Después de Internet y del Cloud y de la evolución funcional
de las aplicaciones tecnológicas llegó la siguientevuelta de tuerca que es
donde nos encontramos en este momento en el que, como decía al principio, todos
hablamos de digitalización. Pero una digitalización que implica también un
cambio de mentalidad.
En todo caso, se puede decir que, la tecnología actual y sus
modelos de comercialización (SaaS, pago por uso, etc.) han permitido equilibrar
las oportunidades de forma que, pequeñas y medianas empresas se midan casi de
igual a igual con las más grandes. De hecho, creo que una da las clave es que
hoy las pymes ya no son “evaluadas” por su tamaño sino por su capacidad de
innovación, por su flexibilidad o por la rapidez de sus propuestas.
Ese es otro gran cambio que veo en las pymes. Su modo de
operar, de gestionar sus recursos y de implementar procesos orientados a la
eficiencia. Hoy las pymes buscan, como lo hacen las grandes, ser más
productivas y más eficientes. Y no dudan en aplicar metodologías y modelos de
trabajo que importan de otras disciplinas, como pueden ser las metodologías
Agile para mejorar, no solo sus procesos internos, sino sus propuestas.
El cambio de mentalidad, necesario para transitar en la
actual era digital es, en sí mismo, igualmente revolucionario. La visión de una
nueva lógica de los negocios, una nueva cultura de gestión y de dirección y de
comercialización y de relación que hace necesaria una reinvención casi
permanente.
En definitiva, desde que aparecieran las primeras
aplicaciones informáticas hasta ahora hemos asistido a varias etapas
revolucionarias y disruptivas que han hecho mejorar el esquema empresarial en
nuestro país, han elevado las cotas de competitividad y han equilibrado el
acceso a nuevas oportunidades. Y, lo mejor de todo es que creo que este es solo
el comienzo y que la parte del camino que nos queda por recorrer es igual de
emocionante o más.